30 octubre 2015

El desapego, una herramienta para la paz



El desapego es una actitud frente al ego.

El egoísmo nos impulsa cuando necesitamos poseer objetos, personas o ideas, fomentando el fanatismo, la violencia, y el sufrimiento.

La renuncia es la mayor arma que tenemos para enfrentarnos al mundo y sus atracciones con éxito, considerando éxito el vivir en paz y felicidad.

Esta renuncia no significa vivir en la pobreza, sino no apegarse a los objetos, a los pensamientos y a los afectos.

Disfrutar de los objetos sin necesitad de poseerlos, soltar, dejarlos ir, disfrutarlos sin esperar nada mas.

También nos apegamos a las personas, a los afectos. Ser desapegado no es ser indiferente ya que la base del universo es el amor, pero amor desapegado, sin posesión del objeto de nuestro amor ya que el amor es parte de nosotros mismos y de todo lo que existe.

El apego del ego a la mente se manifiesta en la necesidad de tener razón, en el pensamiento compulsivo, ese dialogo mental que todo el tiempo nos dice que le gusta y que le disgusta, en una búsqueda permanente de placer tratando de repetir la experiencia placentera y rechazando la que le desagrada.

Desapego de las cualidades, de la atracción y el rechazo, de la necesidad de juzgar.

Los sentidos nos empujan a la persecución de los deseos, cuando somos capaces de observar el deseo, ser testigo de los pensamientos que lo provocan, ser consciente de las sensaciones que producen y las reacciones que estimula y promueve.

Cuando logramos permanecer como observadores de la mente, de los pensamientos sin identificarnos con ellos, alcanzamos discernimiento y sabiduría.

Cuando renunciamos a tener razón, a juzgar, a perseguir el placer, alcanzamos una paz interior que nos permite percibir al ser y vivir en la verdadera dicha.

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