21 septiembre 2015

La autoimagen y el pensamiento positivo



Nuestra vida transcurre en imágenes.

La autoimagen es la que va a determinar nuestras experiencias de felicidad y éxito o nuestro dolor y fracaso.

Generalmente está condicionada por las experiencias pasadas, siendo las infantiles muy importantes.

Pero esa autoimagen puede ser cambiada, ya que el cerebro no distingue una experiencia real de una imaginada.

Los cambios necesitan persistir 21 días para concretarse.

Las imágenes mentales, tanto las internas como las externas, provocan reacciones en nuestro cuerpo físico.

El cuerpo segrega hormonas y sustancias que transmiten al organismo un mensaje que traduce los estímulos de las imágenes tanto externas como internas y generan reacciones de miedo, felicidad, placer, etc.

Reaccionamos a las impresiones tanto positivas como negativas materializando en nuestro cuerpo lo que pensamos.

Cuando estos pensamientos son negativos, de autocompasión, odio, miedo, el sistema inmune se debilita dejando al organismo indefenso y a merced de enfermedades que generalmente expresan de alguna manera el sentimiento experimentado. Son los llamados procesos psicosomáticos.

Así como las imágenes nos enferman, también pueden curarnos o fortalecernos, y volvernos físicamente sanos y mentalmente felices.

Somos creadores de nuestro destino.

La imaginación no es una función menor de la mente como antiguamente se creía. Ahora se sabe que la imaginación es nuestra fuente creadora. Con ella creamos nuestra vida, imaginando nuestras metas, nuestros objetivos, creando nuestro camino y nuestro futuro.

La imaginación es la que motiva nuestros actos, y los convierte en proyectos.

El éxito no se mide en términos de objetivos externos de poder y prestigio social, sino, en sentido y realización personal, como un triunfo de acuerdo a nuestros intereses y aptitudes personales.

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