07 enero 2019

Meditando en el sol interior



Esta es una meditación muy hermosa y produce gran sensación de plenitud.
Con la repetición de la práctica de esta meditación sentiremos que el amor universal se expande a todas las personas y cosas en el universo.
Podemos encender un incienso y poner música suave de fondo si nos gusta pero no es necesario.
Empezamos siempre las meditaciones sentándonos en un lugar tranquilo en la postura que nos resulte mas cómoda. No se aconseja hacer las meditaciones acostado ya que es mas fácil que nos quedemos dormidos al relajarnos y esto no es el efecto deseado en la meditación, sino la de lograr paz interior en estado consciente y la expansión de la conciencia hasta alcanzar la supraconsciencia.
Cerramos los ojos, hacemos 3 respiraciones completas y podemos invocar a la divinidad o maestro de acuerdo a nuestras creencias.
Primero llevamos la atención a la respiración, al aire que entra y sale por nuestras fosas nasales.
Cuando nuestra mente esta en calma, visualizamos una pequeña luz dorada en el centro de nuestro pecho a la altura del corazón.
Esa luz comienza a brillar con mas intensidad y a expandirse.
La luz se intensifica en cada inhalación y se expande en cada exhalación inundando todo nuestro cuerpo de luz. La luz se va expandiendo mas allá de nuestro cuerpo iluminando nuestra aura.
En el medio del pecho brilla un gran sol dorado, idéntico al sol físico.
Concentramos nuestra atención en esta imagen, y observamos las sensaciones que despierta.
Cuando aparecen pensamientos los dejamos seguir de largo y volvemos a traer la atención al sol interior.
Esta práctica repetida diariamente desarrolla el amor incondicional a la divinidad o devoción y nos une al amor cósmico.
Cuando lo sentimos, traemos la tención al cuerpo físico, agradecemos a la divinidad o maestro y abrimos los ojos.
Es una de mis meditaciones favoritas, la practiqué mucho tiempo.
Espero que despierte la misma devoción que despertó en mí.
Un abrazo y namaste!!

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